11 sept 2009

MAYO-JUNIO 2009 - EDICION Nº 23

Mayo y Junio con sus días cada vez más cortos en duración, nos acercan inevitablemente al invierno, la estación más fría del año. El Sol, una vez más, se recostará hacia el Norte, bajando la iluminación de nuestro hemisferio y pintando de gris el paisaje de norte a sur, al punto de dejar a los “habitantes del polo” sumergidos en una larga noche, donde constelaciones y estrellas giran y giran en la fría y gris oscuridad como un bello carrusel celeste, transportando ilusiones, mitos y leyendas con la esperanza de un nuevo amanecer. Las largas noches invernales son únicas en nuestra latitud. Ofrecen la posibilidad de ver cómo los mismos astros que al anochecer se levantan por el este y toman altura durante la noche se ponen por el oeste o, a la inversa, aquellos que al atardecer desaparecen por el poniente, los vemos levantarse por el naciente como lo hace el Sol, día tras día. La bella constelación Orión que contiene a las Tres Marías muestra muy bien lo que acabo de decir (practique con ella). También es digno destacar, y por qué no, sugerir que miren hacia el sur de nuestro cielo; allí es fácil localizar la Cruz del Sur, la más pequeña de las conste laciones del cielo apuntando con su brazo mayor al polo sur celeste, alrededor del cual gira al ritmo de la manecilla horaria del eterno reloj sideral. El dibujo nos muestra la Cruz y su sentido de movimiento. En 24 horas completa 1 giro, de modo que en 6 horas barre ¼ de giro, y así nos da la hora por la noche.¡Recréese mirando el cielo con los suyos y no olvide abrigarse adecuadamente!.Hasta un próximo encuentro celeste.